Sobre el salado tiempo
toda la luna se florece,
se abre de palabras y de gritos,
de preguntas ávidas de respuestas.
Sobre los aleros
juega la plata alegre
de un solsticio engalanado.
¡Ay! del corazón que no lo sienta
o reprima el gozo de oírlo.
Cielo arriba corre el agua,
desde la tierra a él, mana sin esfuerzo;
polvo y brillo, van bajando las estrellas
como lluvia de silencio bien hablante.
si el oído está cerrado
y la boca se declara sin palabras.
Pilar Bugella
Fotos de Archivo FeM
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