Aguardando está siempre,
colgado del silencio,
eterno, ocaleado.
Fruto, moral florido,
cobijado en las hojas,
alimentado de ellas.
Sedal entretejido
de trasparencias albas,
rosadas y amarillas.
Cómo cunde en la noche
la labor hiladora,
alarvada y sufriente.
Cómo estalla el secreto
compartido de imagos,
qué alborozo de alas...
Qué nueva seda verde,
conchal crudo, joyante
poema sucesivo.
Mariví Verdú
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