A veces la vida te depara sorpresas, te brinda emociones inesperadas, fascinantes, que hacen que una pueda seguir luchando y creyendo en los demás. A finales de enero y por este apreciable medio de comunicación me pedió amistad María Victoria Anaya Villegas. El primer contacto fue por un grupo de Facebook en el que los vecinos de la Barriada de Carranque de Málaga tenemos un punto de encuentro. Las dos nos habíamos criado en El Fuerte, cinco casas más arriba ella que yo, ambas hijas de ferroviarios y las dos con mucha suerte por haber tenido los padres que tuvimos. Ahora somos vecinas del pueblo de Alhaurín de la Torre por lo que retomamos la vecindad, aunque todavía y a causa de la pandemia no nos conocemos personalmente.
Fue inevitable que nuestra conversación se desviara hacia la poesía. Ella sabía de mi dedicación y me habló de la afición que su padre, Rafael Anaya Rueda, sentía por ella. Me envió varios poemas de su autoría y descubrí, con verdadero asombro, lo que ella mostraba con orgullo y con la ternura propia de una hija que siente profunda admiración hacia su padre y que, a pesar de que han pasado treinta y tres años de su muerte, continúa echándole de menos. Aquella afición de la que me habló al principio de nuestra conversación, después de leer los primeros poemas que me envió, me pareció algo más que un simple gusto por la poesía o un pasatiempos, era algo más serio y profundo. Desde luego, su lectura no deja indiferente, todo lo contrario: a mí me entusiasmó.
Hay que esperar el tiempo preciso para que las cosas ocurran. Este blog nació con la intención de que fuera una plataforma donde los poetas tuvieran su espacio, los malagueños, su casa, y, las personas que aman la poesía, un lugar de lectura, de encuentro y de interés. Pues bien, el interés hoy está más que justificado y los lectores darán buena cuenta de ello. El poeta que, con todos los honores, os presento hoy, merece ser leído. Muchas gracias a su hija por abrirnos sus libretas, su gran tesoro, la intimidad de sus versos, de su corazón, y ofrecernos la oportunidad de conocer a un poeta malagueño que hoy es de todos: Rafael Anaya Rueda. Muchas gracias.
*Durante toda la semana iré poniendo sus poemas, ya que tengo siete de ellos. Espero vuestros comentarios.
RAFAEL ANAYA RUEDA, nació en Málaga, su Málaga, en Junio de 1918, y en ella murió en 1988.
Y fue de Málaga, su Málaga, admirador enamorado de sus tradiciones, de sus leyendas, de sus paisajes y de sus rincones, sentimientos que refleja en sus poemas con profundo sentir en cada verso.
Se crió ente el Limonar y la Caleta, cuyos paisajes y olores marcaron su sentir y, por ende, en su poesía.
Trabajó como empleado de RENFE y fueron los caminos de hierro y los trenes inspiradores de muchas de sus obras.
Obtuvo premios en concursos provinciales y se publicaron sus obras en revistas y periódicos de la época.
Y, sobre todo, fue una persona íntegra y honrada, respetuosa con los demás y capaz de estar a la altura de todas las circunstancias que la vida le puso.
Fue un adelantado a su época, con capacidad para ver en aquellos tiempos la igualdad que existía entre hombre y mujeres, ejemplarizando con su forma de ser y de actuar en este aspecto. Su mujer, sus hijas y su familia fueron el núcleo que sostuvo con fuerza entregándose a él, incansable y feliz.
Su hija, María Victoria Anaya
Gracias por publicar "Así murió la noche".Espero con atención las prometidas entregas.
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