Pensó que se amaba y era cierto,
pensó que se sentía y también lo era,
pensó que era vuelo en el filo del verso
o qué ganaría más hermoso
que el propio hecho de serlo.
Pensose, sí, a sí mismo ¡oh, efebo!
¡oh lumbre de su universo henchido
mirándose ufano en todos los espejos!
y vio, de pronto, cómo en todos se rompía,
cómo se caía su reino, flácido orgullo,
al paso implacable de los años.
Fue un destello, fue un instante...
y tragóselo su ombligo.
20 de octubre de 2018
Pilar Bugella Traver
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
-
Yo soy tu amigo y te digo por favor, no me hagas daño; mas, si es necesario, sea, pero sólo el necesario. Estoy para darte frutos, t...
-
Hay un cierto vapor acristalado que suele verse rasando sobre los mares de agua, de cereal o de arena. Se da igual en la bahía, en el a...
-
Sobre ti, celeste el cielo se declara, cercano y grande, amplia bóveda donde te recortas, ciudad bella e inigualable, como surgida d...
No hay comentarios:
Publicar un comentario