martes, 1 de enero de 2019

AÑO NUEVO 2019, por Mariví Verdú


El año comenzó
con una pequeña copa de champán,
frente al televisor,
ante el reloj de siempre.
Solo le noté un cambio: que me apagaba números.
Tardé dos bolas más en tragarme las uvas.
Sola, juntando soledades
-éramos tres anoche-
cuatro, con la botella de champán,
sentí que mi memoria
iba apagando luces.
Se resiste a llorar.
El pasado no puede guardar tanta tristeza.
Que las noches se pasan
cargando nuestras penas
hasta que llega el día donde se para todo...
¿escogido?, ¿obligado?,
qué más da, llega el día que manda recoger.
Se anticipa en la foto y el color de mi pelo
pero yo me resigno
mientras lleno la copa.
Tomo alguna instantánea
de Magdalena y Pepe
y de su casa en ascuas como todos los años.
Solo mando tres wasap
y hay uno que contesta con la foto precisa.
Con todos conectados
parece menos fría la noche vieja vieja...
Pero solo parece,
la distancia es distancia aunque nos empeñemos
en tener siempre a mano el teléfono móvil.

Cojo el abrigo negro,
me lío la cabeza
con un viejo regalo de dos amigas buenas
y me salgo a la noche
llenísima de estrellas...
La gata viene a verme a la misma cancela.
y la gallina duerme -o vigila- y espera
encima del olivo la aurora que se acerca.

Para la madrugada
dejé luces abiertas.

Con la misma rutina
abrí anoche la puerta.
Cogí mis zapatillas,
mi pijama y mis letras
se quedaron dormidas
en mi alcoba serena.

Ayer fue tarde en rosa.
Hoy el alba despierta
con los mismos colores
que ayer se despidiera.
Y no ha pasado nada.
Soy la misma que era.
Un poco más cansada
y un poco menos muerta
que es la vida un milagro
por más que me envejezca.

Hoy, las primeras horas,
-vaya cosa molesta-,
las invertí en tirar
chats a la papelera
y el paseo de año nuevo
quedó para otra fecha.

Voy a barrer las hojas
caídas en mi acera.
Voy a seguir la ruta
como la primavera.

Con mis mejores deseos
para 2019, Mariví Verdú

Año Nuevo El Garitón

2 comentarios:

  1. Dicen que quien vuelca hacia afuera sus pesares, menos por dentro pesan. El cuerpo es nuestra caja que ampara de tormentas, por eso se avejenta. Y veo que tu caja casi se transparenta. Sin temor a las arrugas, que hacia afuera muestra. Tal vez, igual la mía. Pero no dejes que en tu alma, se te apague la Estrella.

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  2. Buenos días, acabo de ver tu comentario y no sabes cuánto te lo agradezco.
    Las estrellas tú sabes que llevan apagadas muchísimo tiempo y que toda la luz es un espejismo. La suerte es que existan personas que, como tú, nos iluminen para que tenga sentido ésta inmensa locura que sgnifica la vida y el obstinado empeño de escribirla.
    Como verás, llego muy tarde siempre a casi todo. Estoy entretenida en mi lucha diaria por sobrevivir pero quiero que sepas que en mí tienes un corazón abierto. Un abrazo.

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